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21 de abril de 2020

PROTOCOLO DE ACOMPAÑAMIENTO A LA REACTIVACIÓN DE LA PRODUCCIÓN


Introducción

La pandemia del COVID-19 es una emergencia sanitaria y social de orden mundial que requiere acciones efectivas por parte de los gobiernos, las personas y el sector empresarial e industrial. Estos últimos juegan un papel fundamental en la minimización de la probabilidad de transmisión y el impacto en la sociedad. La adopción de medidas reducen los riesgos de corto plazo para los empleados y los costos de largo plazo para las empresas y la economía en general.

Este protocolo de acompañamiento para la reactivación de la producción es una herramienta desarrollada por la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial que brinda orientaciones a la industria localizada en el territorio colombiano frente a las medidas que puede implementar una organización con ocasión de la pandemia por COVID-19.
Su objetivo principal es asegurar que la reactivación industrial se realice aplicando las medidas posibles para la prevención del contagio con el fin de proteger la salud de los trabajadores, los clientes y la continuidad del negocio. Las herramientas aquí expuestas se basan en buenas prácticas organizacionales y recomendaciones por las autoridades y entidades en materia de salud y comercio que, en su conjunto, buscan servir de apoyo a las organizaciones para la toma de decisiones en cuanto a los ajustes que se deben darse durante el proceso de reactivación.
El Protocolo se ha estructurado en 4 pilares con una aproximación práctica a través de recomendaciones que pueden ser implementadas, considerando las áreas productivas, de gestión estratégica y de relación con sus partes interesadas, teniendo siempre como propósito central la protección de la salud de las personas durante la reactivación del negocio. En el Pilar 1, se encuentra un enfoque en la protección del trabajador y su relación con el entorno a través de aspectos clave como la higiene, logística en el área de trabajo, la comunicación, y la gestión adecuada de los stakeholders.
Por su parte, con el Pilar 2 se plantean las estrategias más importantes para la reactivación de las actividades de producción, cuyos fundamentos se basan en las recomendaciones apropiadas para iniciar, el análisis de brechas, información de la situación con clientes y proveedores, evaluación de liquidez y riesgo financiero, y las iniciativas de soporte industrial y empresarial a las cuales se pueden remitir.
En el Pilar 3, las organizaciones encontrarán herramientas para ejecutar un plan de desarrollo que les garantice un marco de trabajo en el cual puedan visualizar riesgos, mantenimiento de la estrategia de reactivación, tener un mecanismo de vigilancia de la situación, tener mecanismos para nuevas negociaciones acordes a la situación y la redefinición de presupuestos financieros adaptables a las consecuencias presentadas.
El último pilar, tiene como propósito brindar orientaciones en relación al mantenimiento y sostenibilidad del protocolo de reactivación con miras al fortalecimiento de herramientas de calidad y productividad, liderazgo en los miembros del equipo, el reajuste de supuestos comerciales que sustenten la cadena de suministro y la aplicación de lecciones aprendidas que conlleven a mejores resultados.
Si bien las acciones específicas que cada empresa tome dependerán de la ubicación, la naturaleza del negocio y de sus instalaciones todas estas contribuirán en conjunto a la reducción de los riesgos que todas las partes interesadas (trabajadores, clientes y socios) están actualmente enfrentando.




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